Álvaro Ramírez Velasco
Las batallas más duras se sufren en las noches largas y oscuras de las derrotas. No hay quien soporte el peso de un futuro incierto. Los soldados que se quedan son quienes tienen convicciones más fuertes que la misma fe. José Luis Nájera Muñoz fue un teniente en el círculo de Miguel Barbosa Huerta por casi tres lustros y estuvo en las peores y las mejores, en los días aciagos y en las victorias festivas.
El rostro de piedra que el novel político y abogado mostraba a quienes se acercaron durante todos esos años a Miguel Barbosa, el senador y luego el gobernador, no decía mucho, aunque en privado resulta un tipo simpático y alegre.
Entregó José Luis su lealtad sin dubitaciones y de tiempo entero al político poblano, porque para él ese encargo no era un trabajo, sino una causa.
Su permanencia con firmeza en el equipo barbosista, a pesar del doloroso fraude de 2018, lo pinta de cuerpo entero.
Este miércoles, José Luis Nájera rindió protesta como titular del Colegio de Bachilleres del Estado de Puebla (Cobaep), un cargo para el que está suficientemente preparado y para el que su trabajo de tantos años al lado de Miguel Barbosa lo muestra como un hombre con rectitud. Es un principio básico.
Tener la confianza de Miguel Barbosa Huerta no era fácil. Fue muy exigente con sus colaboradores. Las fallas y la menor evidencia de corrupción eran suficiente motivo para un cese deshonroso y estridente.
Muchos se quejan de tantos cambios en el gabinete, durante los tres años en que encabezó el Gobierno de Puebla, pero son los mismos que añoran el pasado de corrupción y fantochería de las anteriores administraciones.
Barbosa no lo toleró y quienes fallaron se fueron.
Ese es un valor a ponderar en Nájera, quien estuvo a su lado tanto tiempo y no solamente como su secretario particular -cargo oficial-, sino más como un escudero que peleó sus batallas como propias.
Los días luminosos del Senado de la República, cuando Barbosa fue el presidente del órgano legislativo, Nájera estaba a su lado. Por la amputación de un pie, que sufrió Miguel, su ayuda fue más necesaria y constante, desde 2014.
El joven abogado y administrador pudo irse muchas veces. Las actividades del gobernador eran extenuantes y su apoyo era de tiempo completo, sin días de descanso y sin espacio para la distracción.
Muchos le ofrecieron trabajo en otras trincheras, pero se mantuvo firme en su convicción.
Por supuesto ha habido mucho cariño, acuñado a lo largo de los años, en el seno de la familia, con los hijos y con María del Rosario Orozco Caballero, la viuda del gobernador. Lo ganó a pulso.
José Luis Nájera decidió entregar su vida a las causas de Barbosa y lo acompañó todos los días. Pero también tiene en sus años anteriores, trabajo partidista, antes el PRD.
La circunstancia de la ausencia física del mandatario lo lleva ahora a otros derroteros.
El firme escudero andará su propia trayectoria.
Especialmente él, seguramente tiene en la mente honrar el legado de su jefe y su amigo.