Álvaro Ramírez Velasco
Si, como se prevé, el método de selección de la candidata (e improbable candidato) a la Presidencia de la República se replica en las nueve elecciones a gubernaturas que también concurren en 2024, incluida Puebla, se abre la posibilidad real de atajar imposiciones que, desde la dirigencia nacional de Morena, se pudieran tramar.
De acuerdo con el método que aprobó este domingo el Consejo Nacional morenista en la Ciudad de México, habrá cinco encuestas para seleccionar a la candidata (y casi imposible candidato) presidencial; una será elaborada directamente por el partido, mientras que otras cuatro serán levantadas por empresas externas.
“Cada aspirante podrá proponer a dos empresas demoscópicas de prestigio, profesionalismo y experiencia. No podrán ser empresas que en el pasado reciente hayan presentado resultados distorsionados o manifiestamente discordantes respecto de los resultados electorales.
“La Comisión de Encuestas escogerá por sorteo a las cuatro firmas que le auxiliarán, de entre las propuestas”, dice el documento, en el que también se contempla, en esta dinámica, la urna simulada, para la selección de la candidata (o improbable candidato).
Ninguna de las encuestas —establece también el resolutivo avalado por el órgano que preside el gobernador Sonora, Alfonso Durazo Montaño— tendrá mayor valor que otra. Las cinco serán vinculantes y quien quede arriba en el mayor número de ellas, será el o la candidata presidencial.
Se espera que este mismo método se reedite para la selección de los candidatos y candidatas en los nueve estados que renovarán gubernaturas en 2024: Ciudad de México, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
Una de las sólidas reticencias de algunos competidores en esas entidades es que haya, desde la dirigencia del partido, que preside Mario Martín Delgado Carrillo, la tentación de intentar imponer a sus cuates y favoritos.
El presidente de la República ha dejado en claro que no será así y, particularmente, en los estados en que hay aspirantes que presumen una supuesta “cercanía” y “padrinazgo” del tabasqueño, él ya los ha desmentido. Ocurrió en Veracruz y en Puebla, por poner dos ejemplos claros.
“Ya no hay ‘dedazo’, no hay ‘tapado’, no se permite utilizar el presupuesto público, que es dinero del pueblo, para apoyar a ningún candidato, a ningún partido (…) Que el pueblo decida libremente, que haya una auténtica, una verdadera democracia”, dijo López Obrador, durante su conferencia del 5 de mayo en Puebla capital.
Ese y otros candados permitirán que no haya simulaciones ni imposiciones y esa es, en principio, una buena noticia para los poblanos y las poblanas.
No se puede pasar por alto que ya en elecciones pasadas —de gubernaturas y otros cargos— de otros estados, el colimense Mario Martín ha sido precisamente, señalado por favorecer a sus cercanos y sus favoritos.
Las encuestas, efectivamente, son una herramienta útil, pero nunca ha estado demás la claridad y transparencia.
La suspicacia y la sospecha han sido nubes que han acompañado los procesos morenistas, pero también han sido garantes de exigencia de legalidad.
Visto así, 2024 podría ser un escenario real de competencia interna, porque en los procesos constitucionales, la contundente mayoría de los aspirantes morenistas a todos los cargos vivirá un día de campo.