Sheinbaum puntera, de ‘foto del momento’ a postal permanente
Álvaro Ramírez Velasco
Las premisas de los gurús de la consultoría política, de que “todo puede pasar”, “nada está definido” y que “no hay predicciones”, sino solamente “fotos del momento”, sale de la lógica consistente de las elecciones de 2024, porque el actual régimen ha venido consolidando su ventaja con el paso de las semanas, en vez de estancarse o disminuirla.
A finales de diciembre estarán ya en desarrollo formal todas las precampañas en los nueve procesos concurrentes del país y la proyección no se ha movido, desde su punto inicial en la Ciudad de México, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados se ven invencibles en casi todas las plazas en que se renovará gubernatura y también en la ruta a la Presidencia de la República.
Las elecciones que se veían con dificultades para el morenismo, en Guanajuato, Jalisco y Yucatán, siguen en luz ámbar para el lopezobradorismo; en el resto de las entidades, poco han cambiado numéricamente los pronósticos y está todavía a la cabeza. Es más, se fortaleció el partido del régimen cuando en septiembre pasado se definió la candidatura a Palacio Nacional.
La precandidata presidencial morenista Claudia Sheinbaum Pardo sigue creciendo y, en ningún estudio demoscópico, la abanderada opositora, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, se ha podido recuperar de la caída que tiene, respecto del entusiasmo incipiente que generó con su aparición estridente y pirotécnica, que hoy es humo de sus propias cenizas.
La senadora de derecha se ha seguido desgastando o, en los mejores casos, las encuestas la describen con un paso estancado.
También hay que echar la mirada más atrás en el tiempo, para recordar que el crecimiento y lugar como puntera de la exjefa de Gobierno tiene una consistencia ya larga y muy sólida.
Desde que se comenzaron a hacer mediciones con miras al que entonces se veía como un futuro lejano, mucho antes del arranque formal del proceso interno de Morena, Sheinbaum ya era puntera.
Semanas antes de la definición de su partido, para nombrarla coordinadora de la Defensa de la Transformación, en septiembre pasado, la exjefa de Gobierno llegó a sumar un año ininterrumpido como líder en prácticamente todas las encuestas, por encima de Marcelo Luis Ebrard Casaubon, el excanciller.
El mismo efecto ha ocurrido en su careo directo con Gálvez Ruiz: desde el principio, la opositora ha estado muy lejos en las cifras y sigue creciendo la brecha.
El lunes pasado, el diario El Economista y la casa Mitofsky publicaron un estudio conjunto en el que, en la preferencia efectiva (que elimina a los indecisos), Sheinbaum tiene más del doble, en comparación con Xóchitl, con un registro de 61.4 puntos contra 30.9 puntos.
Antes, la semana pasada, la casa encuestadora De las Heras Demotecnia presentó su estudio mensual, en el que, con una intención de voto de 65 por ciento, la precandidata de Sigamos Haciendo Historia (Morena, PT, PVEM) a la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum, arrasó con 52 por ciento de ventaja respecto de su más cercana competidora, Xóchitl Gálvez.
La derechista de la alianza del PRI, PAN y PRD, apenas obtuvo 13 por ciento de las preferencias.
Seguramente muchos de los gurús de la consultoría política deberán admitir, muy a su pesar, que esa son cifras “devastadoras”, de las que no repara “una agresiva campaña de espectaculares”.
Incluso en mediciones críticas, como la del periódico antimorena por excelencia, Reforma, las cosas pintan muy mal para la aliancista opositora.
En esa encuesta, que fue publicada el 4 de diciembre pasado, la morenista sacó 21 puntos de ventaja a Bertha Xóchitl, pero además mostró un crecimiento sostenido de dos puntos, los mismos que perdió la derechista.
No puede quitársele valor de proyección sólida a esa “foto del momento” que, de tantas veces repetida, se ha convertido en postal costumbrista.