Álvaro Ramírez Velasco
Distinto de otros personajes y partidos que han ocupado el poder publicó en Puebla y que fueron siempre cabús de los liderazgos y ajenos a las definiciones nacionales de su misma filiación política, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) poblano y, particularmente, el gobernador Miguel Barbosa Huerta están fijando la agenda del lopezobradorismo en el país.
Primero, con las asambleas distritales, que encabezan las expresiones que son vistas con posibilidades hacia 2024, en apoyo a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México y aspirante más adelantada a suceder al presidente Andrés Manuel López Obrador. Nadie lo había hecho antes que los poblanos; ahora lo han comenzado a replicar en otros estados.
Luego, con la primera concentración realmente masiva, de apoyo a Claudia Sheinbaum Pardo, con ella presente, con más de 20 mil asistentes en el Centro Expositor de la capital poblana, el pasado sábado 29 de octubre. La visita se repitió una semana después, para la presentación de una conferencia del filósofo español Fernando Savater.
Aunado a ello, este miércoles ocurrió la señal más clara de que Barbosa y Morena-Puebla se han convertido en protagonistas del lopezobradorismo, de sus ritmos en todo el país, en donde marcan agenda y no son solamente convidados silenciosos, como lo han sido tradicionalmente los priístas y los panistas, salvo honrosas y muy pocas excepciones, para sus dirigencias y líderes nacionales.
(En el ámbito político nacional los poblanos del tricolor, de AN y otros partidos, son más conocidos por regalar platones de Talavera con dulces típicos, que por sus aportaciones).
En sintonía con la convocatoria del gobernador poblano, para marchar en defensa de la Cuarta Transformación (4T), que él liderará personalmente, el presidente Andrés Manuel López Obrador replicó el llamado a que la izquierda recupere las calles, con una marcha en la que también él irá al frente y que tendrá cita este 27 de noviembre del Ángel de la Independencia al Zócalo.
Hay otros 21 mandatarios, además de Miguel Barbosa, lopezobradoristas en el país, pero la mayoría son de reflejos políticos lentos o inexistentes, que no alcanzan a leer los tiempos y las coyunturas de su movimiento y de su líder.
Barbosa, quien está ya muy curtido en mar picado, más que en las aguas pacíficas que hoy surcan López Obrador y la 4T, con su avasallador más de 65 por ciento de aprobación y potencial preferencia electoral, ha sabido marcar el ritmo en su estado y es ya tendencia del qué hacer, en el contexto nacional de Morena.
La carrera larga, de más de tres décadas del político de San Sebastián Zinacatepec y, especialmente, las tablas adquiridas en la arena partidista y parlamentaria, le permiten oler y proyectar; adelantarse y ahora hasta fijar ritmo, para colocarse en las definiciones y ser parte de ellas.
Otros, que creen que el cargo lo es todo, apenas y se quedan mirando por la ventana todo lo que se mueve, con intensidad y constancia, en Puebla y el país, hacia 2024.
Los convidados de piedra, apenas pueden, pintan las bardas.