Los Juegos Ganan las mujeres y el PJF; naufraga Zaldívar y raspan a AMLO
Álvaro Ramírez Velasco
Es simplista suponer que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido el gran perdedor con la elección de Norma Lucía Piña Hernández como presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN); por supuesto ella no era su favorita y hay un mal sabor de boca para Palacio Nacional.
Sin embargo, el gran derrotado de esta partida apretadísima y llena de tensión entre los 11 ministros de la Sala Superior es el ahora ex titular, Arturo Fernando Zaldívar Lelo de Larrea.
En la esencia, esta definición fue muy positiva, porque refuerza la separación de Poderes y, por primera vez en más de 200 años, en los que apenas ha habido 14 ministras, una mujer es titular del Poder Judicial Federal (PJF).
Vayamos al caso del Presidente: aunque a sus detractores les cuesta reconocerlo, el tabasqueño ha sido cuidadoso en su relación con la Corte, a pesar de sus desencuentros.
Sin embargo, al llegar alguien que no es afín a su ideología a la titularidad, lo previsible es que ahora tendrá que convencer, con argumentos jurídicos, la viabilidad de sus decretos y leyes, y ya no solamente pretender hacerlo con sus ocurrencias y la fuerza moral de su discurso.
Piña Hernández es una ministra que puede ser considerada “anti 4T”, pues apenas ha votado en 17 por ciento de las ocasiones a favor del actual sistema, en los casos que se han presentado de inconstitucionalidad.
Es previsible que con ella y bajo su dirección, haya una relación de incomodidad entre el Ejecutivo y el Judicial. Pero eso es sano para la República.
El gran derrotado es, sin duda, Zaldívar, quien pretendía seguir mandando, detrás del delfín que impulsaba y que fue vencido apenas por un voto, en una tercera ronda: Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
En los pasillos del legendario edificio del centro de la Ciudad de México, sede de la SCJN, se sabía que los directores generales que había colocado Zaldívar, desde hace cuatro años, cuando comenzó su periodo, ya habían renunciado a sus cargos, porque “se preparaban para asumir ascensos”, con la llegada de Gutiérrez; la continuidad, era la versión, “ya se habían pactado”. No ocurrió.
Zaldívar no es un ministro conciliador y está muy lejos de ser un líder democrático; pero no tendría por qué serlo. Es conocido que, como presidente de la Corte, dejó de escuchar a los jueces y a los magistrados que son vistos como “honestos y trabajadores”. Se encerró en su propia burbuja, con más de un avieso integrante.
Hay la percepción también de que jugó doble e incluso en contra de Palacio Nacional, pues prevalece la impresión de que él y su equipo estuvieron tras la campaña mediática intensa y agresiva, que ventaneó el plagio en la tesis de licenciatura, que hizo Yasmín Esquivel Mossa, la supuestamente favorita de López Obrador.
Ya antes, cuando hace cuatro años Arturo Zaldívar fue elegido, hubo una desmedida y negativa presión mediática contra los ministros que estaban en su contra. A aquellos que tenían cola que les pisaran, se las pisaron.
Como anécdota, está el día en que se celebró el informe de labores del ministro saliente, Luis María Aguilar, quien casi se desvanece en pleno acto. Aguilar ya sabía que Zaldívar ganaría la próxima votación, porque a los ministros “ya los habían apretado”. A Aguilar, específicamente, le sacaron después del relevo, varias notas sobre presunta corrupción en su mandato. Las amenazas se cumplieron.
También Zaldívar tiene fama de misógino en privado, aunque se cuida en público.
Finalmente, gana el Poder Judicial de la Federación y las mujeres y eso es muy bueno.
Se espera ahora que la difusión de las actividades judiciales sea más democrática y alcance a más actores, lo que redundará en mayor transparencia.
Porque con la presidencia de Zaldívar sólo se publicitaba en el Canal Judicial y en las redes de comunicación a sus amigos ministros. Las resoluciones de los Tribunales de Circuito y los Juzgados de Distrito dejaron de informarse.
Por ello, la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del PJF abrió sus propios canales de comunicación y redes sociales, para informar sus posicionamientos.
Con Zaldívar y su grupo había mucho disgusto internamente en el PJF, aun así, el discurso de arranque de la nueva ministra presidenta Norma Lucía Piña Hernández fue conciliador.
Bienvenido el cambio.