Álvaro Ramírez Velasco
Los llamados actores “nacionales” que han acompañado, por ingenuos o por conveniencia, la simulada percepción que pretende sembrar Moisés Ignacio Mier Velazco, de que es el “favorito” desde la capital del país para ser el candidato de Morena, en realidad ven a los poblanos y las poblanas como párvulos a quienes hay que decirles qué hacer, cómo y dónde. Pero no.
Todas las encuestas que se han realizado, tan sólo en el rubro de conocimiento, ubican a Moisés como el más colero. El más.
En el pasado proceso de elección interna del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), apenas su grupo alcanzó nueve de 151 consejeros.
Ni en su natal Tecamachalco, en donde gobierna su hijo Carlos Ignacio Mier Bañuelos, pudo ganar la elección morenista.
Por eso aquellos personajes que han caído en las trampas de Moisés, para alentar sus aspiraciones diminutas y precoces, no saben leer lo que pasa en Puebla.
El proceso de 2024, el constitucional, pero antes el de Morena, lo van a definir los poblanos y las poblanas.
No se trata de imponer ni aquí ni allá. Se trata de que sea candidato quien definan las vías democráticas. Y en la democracia gana la mayoría, no las trampas, ni los dedos cupulares que parecieran empujar a Moisés.
En Puebla no se va a imponer candidato desde fuera. El ridículo de José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña, el sábado en el mitin de Mier, fue descomunal. Si quiere intervenir en Puebla, que venga a ser el coordinador de campaña de Moisés, lo retó el gobernador Miguel Barbosa.
Qué ironía que el mayor agente de fractura y el más barbaján ofensor del movimiento de Andrés Manuel López Obrador quiera venir a llamar a “la unidad” con una lengua tan podrida y sin autoridad moral ni intelectual para ello.
Por cierto, refugiándose en la “unidad”, pide imposición. El eufemismo más priísta para el dedazo es hoy el “argumento” de José Gerardo Rodolfo.
Puebla es para los poblanos. Que decidan los poblanos quién sea, el que sea, pero que sea una definición local, no de la cúpula cómplice de Morena, cuyo Comité Ejecutivo Nacional (CEN) preside Mario Martín Delgado Carrillo, socio en muchos negocios de Moisés.
Por cierto que la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, dio una suerte de espaldarazo a la posición de Miguel Barbosa, al considerar “natural en la democracia” este tipo de disensos.
Pero, ¿quién le da vida artificial y hasta le concede inteligencia política a Mier? Un puñado de la cúpula.
Antes de ellos, recorría el estado y la Mixteca, particularmente, la diputada federal Nelly Maceda Cerrera, cuyo hermano el presidente de Piaxtla, Miguel, está en la cárcel por homicidio, diciendo literalmente que “el presidente López Obrador ya dijo que va a ser Nacho”.
Se erigió Maceda como la vocera del primer mandatario y ha sido contundentemente desautorizada. Es una enorme falta de respeto al Primer Mandatario.
¿Ganaría Nacho Mier una consulta? Imposible, no puede ni organizar un mitin en su localidad.
¿Ganaría una encuesta? Hoy, sólo si la falsifica, pues no pudo siquiera trampear la elección de consejeros.
En su alocución del sábado en su mitin político, que deberán sancionar las autoridades electorales, Moisés desdeñó los métodos que tiene Morena para elegir candidatos. Dijo que haría “su consulta” (y es capaz que la pierda, siendo él el único aspirante).
Olvida Moisés que el pueblo pone y el pueblo quita.
Y también el pueblo desprecia y aborrece.