Aspirantes sin presencia: el vacío que debilita la elección en la ASE

La contienda para renovar la titularidad de la Auditoría Superior del Estado de Puebla (ASE) avanza, pero lo hace envuelta en un silencio que resulta, cuando menos, desconcertante. Mientras la fiscalización pública exige apertura, escrutinio y exposición, varios de los aspirantes parecen transitar por el proceso como figuras ausentes, técnicamente inscritas, pero políticamente invisibles.

Es una paradoja: en una institución cuya esencia es la transparencia, algunos de sus aspirantes aparecen desprovistos de ella.

Los perfiles de José Amador Tejeda Carvajal, Vinissa Morales y José Manuel Domingo Durán muestran trayectorias laborales que podrían contribuir a un debate serio sobre la dirección de la ASE. Sin embargo, la falta total de presencia mediática y la ausencia de posicionamientos públicos han creado una percepción difícil de ignorar: la de candidatos que figuran en la lista, pero no en el escenario.

Un proceso de esta magnitud exige más que una fotografía en el expediente y una firma en el registro. Exige ideas, visión institucional, diálogo con la ciudadanía y exposición ante el escrutinio público. Nada de esto ha ocurrido, al menos no de manera visible. Y en política, lo que no se ve, simplemente no existe para la sociedad.

El resultado es una contienda donde ciertos aspirantes parecen participar sin la mínima intención de entrar en el debate. Sus postulaciones dejan más dudas que certezas:
¿qué proponen?, ¿qué diagnóstico tienen de la ASE?, ¿qué agenda impulsarían?, ¿cuál es su visión de autonomía y fiscalización?

Ninguna de estas respuestas ha llegado al espacio público.

La percepción de “relleno” no nace de un prejuicio, sino de un vacío. Una candidatura sin presencia pública, sin comunicación y sin exposición es, en los hechos, una candidatura que renuncia a la conversación democrática. Y en un proceso que debe fortalecerse ante la opinión pública, ese vacío se convierte en un mensaje contundente: no todos están compitiendo en el mismo nivel.

No se trata de pedir campañas mediáticas espectaculares ni estrategias de autopromoción. Se trata de exigir lo mínimo indispensable en una democracia: que quienes aspiran a dirigir un órgano de control respondan ante la ciudadanía, presenten ideas y permitan que se evalúe su idoneidad más allá de la burocracia del registro.

La ASE necesita liderazgo, claridad y legitimidad. Difícilmente podrá obtenerlas si parte de sus aspirantes avanza entre sombras, sin voz, sin propuestas y sin presencia pública.

Es momento de reflexionar qué tipo de proceso quiere construir Puebla.
Uno donde la competencia sea real y visible, o uno donde la lista de aspirantes esté completa, pero la discusión esté vacía.