10 días de silencio
Álvaro Ramírez Velasco
Ha concluido la etapa de recorridos de los aspirantes a encabezar la Coordinación Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación (4T) y vendrá ahora una veda de 10 días -que comenzó este lunes-, que va del 28 de agosto y el 6 de septiembre, para luego conocer a la ganadora del proceso interno, quien será la candidata presidencial. No hay ninguna duda sobre el resultado, ni una necesidad de ser “políticamente correcto”: será Claudia Sheinbaum Pardo la triunfadora.
Las razones son muchas, variadas y, principalmente, legítimas.
La ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México pasó de tener, como principal supuesto valor, ser la “favorita” del Presidente de la República, para convertirse completamente en la mejor contendiente que puede presentar el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en la contienda constitucional de 2024.
Es, desde hace más de un año, la puntera interna en los estudios demoscópicos, pero más importante todavía, lidera todos los careos ante los posibles candidatos y candidatas de la oposición.
La aritmética de todos los estudios muestra que Claudia derrotaría con elocuencia a quien tenga enfrente.
Los otros aspirantes de Morena, hasta hoy en la hipótesis matemática, también podrían conseguir un triunfo en la elección de 2024, aunque lejos de la contundencia que le puede dar Claudia al movimiento lopezobradorista en las urnas, en junio del próximo año.
Sheinbaum ha sabido superar la etiqueta de “sólo favorita”, para ser incontrovertiblemente la mejor opción del régimen.
Hay quienes aducen que le falta “brillo” ante los auditorios masivos, que debiera “prender” más a los millones que se esperan que voten a favor de Morena.
Sin embargo, esa argumentación se exhibe insustancial y carente de sustento.
A lo largo de los 70 días de recorridos por el país, la verdad es que Claudia fue siempre en crecimiento en lo que se refiere a este rubro, que algunos identifican como “carisma”.
Hay quienes convierten eso en un debate, pero es apenas una opinión que expresan los comunicadores que son, abiertamente, contrarios e incluso detractores de oficio de morenismo.
Afortunadamente, están a disposición en las redes sociales las transmisiones completas de sus asambleas informativas.
Claudia Sheinbaum Pardo tiene un extraordinario control de los auditorios en sus participaciones, comportamiento, cercanía con la gente y estructura discursiva.
Aborda los puntos con los que despierta espontáneos los aplausos y porras y conecta con mucha efectividad.
Lo mejor para ella y su proyecto es que lo disfruta, se le percibe contenta y ligera de ánimo en los actos, tanto como en el contacto directo que, al final de sus actos, se ha convertido en una tradición.
La lluvia de selfies, los diálogos, aunque sea breves, la recepción de peticiones y las pausas para todo ello, le llevan en ocasiones más tiempo del que vive desde los templetes.
Pero no solamente en el contacto a ras de tierra, sino ante auditorios difíciles, ha salido con éxito.
Hace unos días tuvo una reunión con la cúpula empresarial del país y los señores del dinero le dieron ya trato de Presidenta de la República.
Ella fue sobria y los escuchó.
Morena irá con una buena candidata. La mejor que además ha refrendado esa calidad en el proceso que concluyó, en su fase de recorridos, este domingo.
La oposición no ha ponderado bien esta cualidad, ahora tan desarrollada y consolidada, de Claudia Sheinbaum.
Los 10 días de silencio son para los aspirantes, los legisladores, los agentes políticos y los funcionarios de Morena y afines, pero seguramente la opinocracia no se callará, para bien y para mal.
Será coordinadora. Habrá candidata. Es Claudia.